En
el nombre de Dios, en el nombre de la Confraternidad Crística
del Espacio y en el nombre de todos los Mundos Habitados, damos por
inaugurado este Concilio.
Tenemos
la inmediata necesidad de resolver ciertos destinos de la Tierra que
hacen a la vida Solar, Galáctica y del Universo.
En
consecuencia, hemos resuelto acelerar su patrón vibratorio a
fin de que sea coincidente con el Advenimiento de Áquel a quien
todos los hombres aman y esperan.
Él,
desde el lugar donde todas las cosas son posibles, les envía
la bendición que habrá de inaugurar una nueva etapa en
la vida del mundo.
Él
confía en el género humano porque éste aún
se desconoce e ignora los insospechados recursos con los que cuenta.
Él
confía en que la Humanidad recupere sus milenios y se apreste
a dar el decisivo paso que la integre en la Confraternidad de los Mundos
Crísticamente Alineados.
Él
confía en que el Plan de Dios se pueda expresar mansamente en
la Tierra.
Él
confía en que la Humanidad no convoque a la Justicia Apocalíptica
para corregir la incertidumbre de su destino.
Por
tal motivo, insta a todos los hombres del mundo a deponer todas las
actitudes que ponen en peligro la vida del Planeta.
Hermanos,
si ustedes supieran de su dolor, se arrodillarían en la tierra
y pedirían perdón, pero Él en su infinita bondad
no desea para ustedes la terapia del arrepentimiento.
Él
ha dicho: "En la casa de mi Padre hay muchas moradas, prepararé
una para que donde Yo esté puedas Tú estar también".
Ese
es Su deseo. Él intenta convertir la Tierra en el Paso Obligado
Hacia Los Mundos Evolucionados Del Universo y en ello reside el dilema
de la actualidad.
Los
países del mundo aún no responden a Principios Crísticos
pero la Justicia Apocalíptica no ha pronunciado, particularizado
ni potencializado el mecanismo de reajuste, esperando aún por
una lógica y sensata respuesta humana.
La
Humanidad tiene tiempo hasta tanto los errores no se tornen inconvertibles
y ante esa posibilidad, el tiempo no es abundante.
Deben
reflexionar y hacer de la reflexión el campo solicito de las
expectativas Divinas. No están solos, hay muchas Almas Evolucionadas
en la Tierra y habrá muchas más. Todas ellas llevan en
su interior una parcela del Plan y, cual una piedra preciosa, la irán
ofreciendo gradualmente.
El
hemisferio sur mantiene en reserva un patrimonio que habrá de
inaugurar la vida del Tercer Milenio. Sin embargo, éste vive
en estado de suspenso hasta tanto la Humanidad no pronuncie su decisión.
Esto
podría provocar la intervención de la Justicia Apocalíptica
que, en un aspecto estaría basada en un mecanismo de respuesta
por parte de la Tierra y del Espacio, un posterior destierro hacia los
Reformatorios Planetarios y luego hacia los Mundos Primarios del Universo.
Y
en el otro aspecto, la Redención de la Tierra que en primera
instancia se habría de convertir en el Valle de la Adaptación,
luego en el Oasis Primordial y luego en la Tierra de la Ventura Divina.
Estos
aspectos entrarían en inmediata vigencia a partir de la decisión
de la Humanidad.
En
la actualidad, se ha propuesto activar ciertas zonas del Planeta que
responden a países jóvenes. En estos países viven
almas de gran madurez que han hecho su traslado desde los Grandes Centros
Educativos del Mundo y de la Historia a la actualidad de nuestro tiempo.
Estas
almas, verdaderas egresadas de las Grandes Civilizaciones, intentan
plasmar una síntesis que pueda reunir todas las corrientes de
la historia y crear con ella una analogía de la Presencia Educativa
de Humanidades Superiores.
Esas
intervenciones constituyen particularidades de la Masa Conscienzal del
Nuevo Mundo, propósito definido y decidido en la Cámara
del Concilio.
Ante
este Orden, la Tierra irá alineándose en el Espacio y
recibirá oportunamente a los Grandes Emisarios que dieron lugar
a las Grandes Civilizaciones; retomarán éstos las antiguas
enseñanzas y crearán los focos principales que a modo
de Capitales del Nuevo Mundo, irán nucleando a la Nueva Humanidad.
Las
Capitales del Nuevo Mundo estarán conectadas por Arterias Planetarias
creadas con mucha anterioridad. Este prodigio de la comunicación
humana estará forjado por Almas en Reserva surgidas a la Luz
del Séptuple Orden. Ellas llevan en su memoria celular las directivas
precisas que harán de esta plasmación, el primer paso
hacia la Consagración de la Tierra.
El
Nuevo Orden será una adaptación al Orden del Universo.
Las primeras expresiones se verán en el hemisferio sur y vivirán
al amparo de la Corriente Ígnea de la Tierra. El mundo tomará
la precaución de alinearse vibracionalmente para comprender sus
propuestas y hacerlas viables. Dicha energía tiene el sello de
la Divinidad y su finalidad es activar la vida de todos los Focos Planetarios.
El
panorama del mundo presenta un escenario variado; por un lado se observa
en la Matriz Etérica ciertos delineamientos que hablan de una
plasmación casi inmediata. Ciertas zonas de la Tierra están
siendo preparadas para futuros eventos y sería de gran necesidad
poner en conocimiento de los pueblos estos pormenores de la Vida Planetaria.
Existen
grandes características que predisponen al hemisferio sur. El
Asiento de la Divinidad en la Tierra y la Redención del Género
Humano. Estos futuros acontecimientos irán inclinando la actividad
humana hasta hacerla comparecer ante el Portal de la Vida Superior.
Por
otro lado, el Orden Biológico de la Tierra mantiene en reserva
el Código Celular del Inmediato Futuro y su activación
habrá de depender de la decisión de la Humanidad.
Con
cierta anterioridad se pronunciará un Llamado a todos los pueblos
de la Tierra. Será
incuestionable; pero provocará resistencias. La finalidad del
Llamado será provocar la definición de la Humanidad para
derivar hacia destinos adecuados las definiciones alcanzadas.
La
Humanidad se irá dividiendo en dos grandes sectores. El irreversible
caos y el promisorio Pueblo de Dios.
El
primero será remitido hacia los Reformatorios Planetarios del
Espacio donde la vida en estado sutil guarda semejanza con los Mundos
Primarios del Universo.
El
otro sector estará compuesto por un remanente que significa una
Humanidad Primaria pero aceptable. Está compuesta por hombres
de buena voluntad pero carentes de formación; ellos tendrán
la oportunidad de habitar el Nuevo Mundo y colaborar con el sector más
esclarecido.
Este
sector será orientado oportunamente hacia lugares privilegiados
de la Tierra donde comenzará la tarea de recuperación
del género humano. Estos lugares se irán constituyendo
en los Precursores de las Nuevas y Grandes Civilizaciones del Futuro.
Sobre éstas se irán formando Avenidas Sutiles de Corrientes
Planetarias.
Esto
habilitará a los Grandes Emisarios del Espacio y ellos desde
su infinita bondad comulgarán nuevamente con los hombres.
Paralelamente
a este proceso, almas muy esclarecidas recibirán entrenamiento
y formación en las Grandes Bases del Espacio, en la Confraternidad
de los Mundos Crísticamente Alineados. Serán los intermediarios
del Universo y en la actualidad sus trabajos estarán referidos
a la Educación Planetaria y a la exteriorización del Plan
de Dios.
En
este Plan podemos encontrar como de inmediata aplicación, llevar
a la consciencia de los hombres la lógica del Reino de los Cielos,
el gran motivo de la existencia física y el establecimiento de
la Tierra como una Escuela Mesiánica del Espacio.
Estos
grandes delineamientos irán modelando todos los sectores de la
actividad y los irá adaptando al Principio Crístico imperante.
El
Séptuple Orden irá cualificando, ordenando y derivando
la actividad humana, y en su carácter más esencial, preparará
a los pueblos de la Tierra para el inminente descenso del Reino de Dios.
Este
descenso debe encontrar un mundo abocado al Ritual y a la Esperanza,
y por estos carriles habrá de circular la Vida de la Nueva Humanidad.
Este
ordenamiento, a Imagen y Semejanza de los Mundos Evolucionados del Universo,
iniciará la delicada tarea de plasmar las Realidades Etéricas
hasta cubrir la Tierra con el verdor de los siglos venideros.
La
tarea de la Nueva Humanidad será altamente premonitoria; los
Grandes Emisarios del Espacio reabrirán los Templos de la Consulta
Divina y a modo de Oráculos de la Naturaleza forjarán
las primeras Escuelas de los Viajeros del Tiempo.
Estas
Escuelas serán la constante adaptación por la cual la
Humanidad transitará la aventura futura, verdadero prodigio de
mesura atemporal que iniciará la reconquista del Pasado de la
Creación.
Los
Reinos de la Naturaleza y el hombre trabajarán asociados dando
testimonio de que el Hijo Pródigo ha emprendido el retorno a
su Hogar.
De
esta manera, habrá nacido una nueva vida sobre la Tierra, y en
ella aprenderemos a convivir con otras Humanidades, veremos la aplicación
del Séptuple Orden en todos los rincones del Planeta y podremos
recibir definitivamente a las Primeras Embajadas representando la Vida
del Universo.
Este
logro, beneplácito a los ojos de Dios, habrá de significar
el comienzo de la Nueva Edad.